El rey de las flores de zanahoria




Cuando eras joven,
eras el rey de las flores de zanahoria,
fuiste vos el que construyó una torre temblorosa que atravezaba los árboles,
en la santa serpiente de cascabel todo eso caía alrededor de tus pies

Y tu mamá quiso clavar un tenedor justo en el hombro de papi
Y papá quiso tirar la basura por todo el suelo
Y ellos quieren descansar y aprender qué tiene cada uno de los otros cuerpos

Y esto es el cuarto,
una de la tarde, yo sé, pude amarte
y desde encima me hundi dentro de tu alma
dentro de ese secreto lugar en el que no hay uno que se anime a entrar

Ay tu madre quiere beber hasta no poder seguir hablando
Y papá quiere soñar en las diferentes maneras de morir
Cada uno un poco quiso hacer su mejor intento


1973 (Luna Park)
No puedo verme, no puedo verme
Cara de miedo.
Le digo al disfraz:
necesito verme asustado.
No puedo verme.
No hay maquillaje para quien no ve
su reflejo por ningún lado.
No puedo verme.
El chico de la guitarra gritó:
necesito volverme negro.
No puedo verme.
Su mamá llora y llama al doctor
para salvarlo del infierno.
No puedo verme, no puede verme.
Cuántos secretos en este lugar
se destrozan continuamente.
No puedo verte.
Hay un amigo llorando hasta
me decía:
no puedo verme.

El tiempo se quema



El tiempo se quema,
como una hoja blanca de papel
escrita febrilmente en rojo,
pintada con la desesperación (y la esperanza)
que habita en los desiertos que atraviezo (y desmayo)
esperando que alguien me rescate.

Pero siempre (otra vez) despertamos
con los labios quebrados,
y el sol en la garganta,
solos en la arena,
que espesa la sangre y lo traba todo.

Pero siempre (otra vez): ¡los viejos huesos!
parecen no querer resignarse a ser comida de los cuervos,
de la muerte en conformidad (de la conformidad mortífera).
Y aunque no debe haber pájaros en el desierto que imagino
puedo querer (en esta noche en este mundo)
ser un beduino
ser alguna cosa que no duela tanto
un pasaje a alguna parte donde pueda dormir mi tristeza (y mi cansancio).