Y además







Hace poco estábamos con S. en un colchón en el suelo, en una habitación ambientada para un corto: muñecos y cortinas de colores pastel, almohadones con forma de corazón, una muñeca y un dni que era el centro de la trama es lo que recuerdo. En un momento nos pusimos a jugar con la muñeca, esas tipo bebote, pelada, de las que se le cierran los ojos cuando las acostas. Yo la agarraba y le hacía mover las manitos mientras decía "Quiero vivir, quiero vivir". S juzgaba un poco idiota los movimientos de la muñeca (supongo que los míos también), pero se reía a carcajadas y era (hay que decirlo) una maravilla.
Días después S. recordó la situación y me dijo que le causaba gracia porque pensaba en la muñeca como muerta o deprimida, expresando en un reclamo desgarrado sus deseos por vivir. En ese momento yo recordé (y no le dije) que según J.L el problema del neurótico depresivo se puede reducir a esa pregunta, como el del histérico al problema de si es hombre o mujer. En fin, ¿Se deprimen las muñecas? ¿Qué hacen los juguetes cuando nadie los ve? ¿Esa será la razón por la que los humoristas tienen fama de melancólicos? ¿Porque fuera de situación son como un juguete en desuso? Qué sé yo, debe haber páginas de todo y para todos, frase barata y estrecha que últimamente me sirve para abreviar cualquier tópico que me parece tedioso o insoluble. Y como siempre tuve una relación contradictoria y espantada con la eternización de la propedéutica yoíca espiritual, no voy a indagar demasiado en esta insólita actitud que emerge como un yuyo, feo pero persistente, en el baldío soleado de mi territorio imaginario.

2 comentarios:

  1. "Qué sé yo, debe haber páginas de todo y para todos, frase barata y estrecha que últimamente me sirve para abreviar cualquier tópico que me parece tedioso o insoluble"
    ajá!

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  2. Yo también quiero vivir!!! Voto porque todos nos sumemos pataleando a ese reclamo.

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