Amor (des)clasificado



Mi última relación importante fue (a la vez) como mi último noviazgo adolescente, con todo lo que eso implica de maravilloso y terrible. Yo era apasionado, nervioso, escribía infinitas cosas cursis, me portaba un poco cobardemente con mi propio deseo y no soportaba (casi) ninguna forma de la distancia. Después estuve con otras personas, pero no nos enganchamos, Me dí cuenta que la gente un poco adulta defiende más sus mundos personales, como si temiese disolverse. Recuerdo una conversación en la que yo le decía a una de ellas algo que dice Badiou sobre el amor: es un mundo que deja de ser uno para ser de dos, y no hace falta estar pegoteados, es como si uno llevara al otro dentro de sí, en la mirada, por ejemplo, entonces, aunque estén de espaldas mirando el mismo mar, es como si estuviesen juntos. Ella me respondió: "es horrible, depender". Ahora que pienso, ella es mucho más chica que yo, pero bueno, en nuestra primera cita me dijo: "el amor es como una enfermedad", algo que me resultó, con todo, de algún modo encantador.
A la vez me dí cuenta de que la adultez no es encontrar estabilidad, sino darse cuenta de que los demás tampoco la tienen, pero disimulan, y no hay que tomarse entonces las cosas demasiado en serio. Una forma seria de la niñez, eso debe ser...
Hace poco alguien distinguía, con aire juicioso, el amor de la obsesión. Yo pensé que el amor es, en alguna de sus dimensiones, una obsesión agradable, pero no dije nada. Supongo (o espero) que solo sea una de sus partes, y que uno pueda ir siempre, con la mente (y con la boca), más arriba o más abajo del cuerpo enamorado. Tal vez el lugar común que dice: cada relación es un mundo, tenga alguna verdad escondida.
Ahora es tarde, debería dormir, en unas horas tengo que hacer el juego de ser profesor, pero me mantego despierto, como si estuviese mirando desde arriba un montón de autopistas, esas imágenes de tránsito siempre me dieron tranquilidad.
Un poco infantilmente estoy esperando el martes, el día de la primavera, me parece que va a ser un día bisagra. Por eso me puse a hacer como una especie de balance, y me doy cuenta de que acaso deje de hablar por un tiempo del amor de a dos, de que empiece a importarme menos. Me genera una mezcla de miedo y alegría esta sensación de libertad que encuentro. Bueno, para no traicionarlo del todo, dejo esta canción, como un señuelo.

2 comentarios:

  1. Hay un libro de Raymond Carver que se titula " De qué hablamos cuando hablamos de amor". No dejeis de hablar de amor! Este blog tiene toda la onda anti-heroe contemporánea que me mata!

    PD: Creo que soy más simpática en el mundo virtual.

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  2. Raymond Carver, sus finales de amor son trágicos. Seguro que voy a seguir hablando, es que a veces es agotador, hay que probar otras formas del amor.
    Para mi que la primavera pone jipi a la gente, seguro que hay una explicación científica onda la enciclopedia esa de medicina para eso.

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